El software que no es libre (privativo) a menudo es malware (diseĂąado para maltratar a los usuarios). El software que no es libre estĂĄ controlado por quienes lo han desarrollado, lo que los coloca en una posiciĂłn de poder sobre los usuarios; esa es la injusticia bĂĄsica. A menudo los desarrolladores y fabricantes ejercen ese poder en perjuicio de los usuarios a cuyo servicio deberĂan estar.
Habitualmente, esto suele realizarse mediante funcionalidades maliciosas.
Un tipo de funcionalidad maliciosa es la que censura a quĂŠ pueden acceder los usuarios. Se presentan aquĂ ejemplos de programas que lo hacen. Tenemos ademĂĄs una lista de sistemas privativos que censuran la instalaciĂłn de programas de aplicaciĂłn (los llamamos ÂŤprisionesÂť).
Vender productos que estĂĄn diseĂąados como plataformas para que una empresa imponga la censura deberĂa estar prohibido por ley, pero no es asĂ.
Si conoce algĂşn ejemplo mĂĄs que deba estar incluido en esta pĂĄgina, escriba por favor a <webmasters@gnu.org> para informarnos. Incluya la URL de una o dos referencias confiables para justificar su inclusiĂłn.
Apple utiliza principalmente iOS, que es una prisiĂłn tĂpica, para imponer la censura mediante la Apple Store. Para mĂĄs informaciĂłn, consulte la secciĂłn Prisiones de Apple.
Google ofrece un software de censura, con la intenciĂłn de que los padres lo instalen en los ordenadores de sus hijos.
En Windows y en MacOS, Chrome deshabilita las extensiones que no estĂĄn alojadas en la Chrome Web Store.
Por ejemplo, una extensiĂłn fue excluida de la Chrome Web Store y deshabilitada permanentemente en mĂĄs de 40.000 ordenadores.
Google censurĂł la instalaciĂłn del bloqueador de anuncios de Samsung en telĂŠfonos Android, aduciendo que bloquear anuncios es una ÂŤinterferenciaÂť con los anunciantes (que vigilan al usuario mediante los anuncios).
El bloqueador de anuncios es software privativo, al igual que el programa (Google Play) que Google ha utilizado para impedir su instalaciĂłn. Utilizar un programa que no es libre concede a su propietario poder sobre usted, y Google ha ejercido ese poder.
La censura de Google, a diferencia de la de Apple, no es total: Android permite a los usuarios instalar aplicaciones de otros modos. Usted puede instalar programas libres a travĂŠs de f-droid.org.
La consola Nintendo 3DS censura el acceso a Internet. Esta censura se puede inhabilitar, pero para ello hay que identificarse para pagar, lo cual constituye una forma de vigilancia.
La empresa que estĂĄ tras Zoom no solo niega la libertad informĂĄtica de los usuarios al desarrollar este software privativo, tambiĂŠn vulnera los derechos civiles de los mismos al prohibir eventos y censurar a los usuarios siguiendo indicaciones de gobiernos.
En su lugar se pueden utilizar programas respetuosos con la libertad tales como Jitsi o BigBlueButton, y mejor aĂşn si se instalan en un servidor controlado por los propios usuarios.
Desde 2021, es obligatoria la preinstalaciĂłn de software privativo hecho en Rusia en los ordenadores y dispositivos ÂŤinteligentesÂť vendidos en ese paĂs, so pena de multa al vendedor; y la lista de aplicaciones obligatorias sigue creciendo. Esto proporciona al gobierno una forma muy prĂĄctica para censurar la informaciĂłn, espiar la actividad en lĂnea de la gente y limitar la libre expresiĂłn.
La nueva aplicaciĂłn de chateo para los trabajadores de Amazon vetarĂĄ palabras concretas que no gustan a la empresa, tales como ÂŤsindicatoÂť, ÂŤlavabosÂť o ÂŤaumento salarialÂť. Si la aplicaciĂłn fuera libre, los trabajadores podrĂan modificar el programa para que funcionara como ellos quisieran, no como quiera Amazon.
Algunos telĂŠfonos Xiaomi tiene una funcionalidad maliciosa que suprime las frases que expresan opiniones polĂticas que no son del gusto del Gobierno chino, a la vez que emite un pitido. En los telĂŠfonos vendidos en Europa, Xiaomi deja esto desactivado por defecto, pero tiene una puerta trasera para activar la censura.
Esta es la consecuencia natural de tener software que no es libre en un dispositivo que se comunica con la empresa que lo fabricĂł.